“Alicia se coló por la boca de la madriguera, sin pensar ni un solo instante en cómo podría salir de allí”. Lewis Carroll

lunes, 31 de marzo de 2008

En este MARIPOSARIO de Ediciones Papalotzi, ideado, dirigido y prologado por Berónica Palacios, fue publicado mi poema ANGELINA, uno de los tantos agujeros palabrientos de esta madriguera cibernética escarbado el 4 de septiembre del año pasado por si quieren recordarlo.
Es un libro con un hermoso diseño, ilustrado por Luis Fernando Torres Martín, que inició el revoloteo de páginas a fines del 2007 en Guadalajara, Jalisco.
"El lenguaje nos aprehende, nos seduce, nos lleva a ser cómplices de la palabra escrita, a ser amantes del silencio... la tinta sale por nuestros poros algunas veces nitida, delgada, espesa o incongruente... atreverse a volar entre la neblina, a nadar entre las corrientes encontradas, a trasmutar de humano-insecto y aletear más rápido cuando se acerca la muerte..." Berónica Palacios.



FLOR DE COBRE
(Fragmento)

He dispuesto mi fronda
para el revoloteo confiado de tu estancia.
A tu arribo cantaré con todos mis pájaros...
me vestiré con el verde más vistoso
y haré más pequeña la distancia de mi copa al cielo
como si fueras a quedarte.

Llegas ahora con la inocencia de novicia
en el temblor de tus alas
Abro mis flores para nutrir tu canto al sol
y tu deseo

Soy el árbol de cautivas mariposas
que alimenta una flor de cobre en vuelo.

Javier Malagón*
*Omito los Derechos Registrados porque este libro es "anticopyright".

jueves, 27 de marzo de 2008

¿Y USTED PODRÍA?

Barrí de golpe el mapa cotidiano
echando la pintura
de un vaso;
mostré en la fuente con gelatina
los pómulos oblicuos del océano.
En las escamas del pez hojalata
leí llamados de nuevos labios.

Y usted,
¿podría tocar un nocturno
con la flauta de los caños del desagüe?

Vladimir Maiacovski
Traducción: Irina Bogdaschevski D. R. ©

"La flauta espinazo y otros poemas"
Buenos Aires, Ed. Leviatán, 1997.

Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©

viernes, 21 de marzo de 2008

¿QUO VADIS?

Amanece viernes con sol de viernes,
la piel, las manos y los pies de viernes...
afuera se desperezan los caminos
y las aves en el parque apremian el vuelo;
escucho el llamado de la solitaria avenida,
calzo el ánimo de sandalias
y dispongo la huida...

En el televisor también es viernes, dicen, viernes santo...
Quo Vadis maquilla por milésima vez
sus romanas arrugas en la pantalla,
unos lamen con temor la vereda de las siete casas,
otros muestran sus estigmas prefabricados al asombro
que viaja en curva y sin llanta de refacción,
un hombre disfraza de fe sus pesadillas
y espera, resignado, la lluvia de las tres de la tarde;
un asesino se viste de Jesús y recorta su barba
para lavar sus culpas -aunque sea por un día-
besando la cruz de la que ayer colgó a su hermano,
las carreteras escupen millones de cristianos
en busca de un sol y una farra de crudo viernes,
los infomerciales mañaneros propagan
los milagrosos efectos de la baba de caracol:
estira la piel, regenera el caparazón,
cicatriza las heridas, desaparece arrugas,
abrillanta el alma...
dice la actriz ungiendo de turgente silicona
las pupilas del televidente...
una cosa es cierta:
hay que huir aunque no nos llamemos Pedro.

Mi ventana es la misma de todos los viernes,
el sol afuera me espera con sus brazos de viernes
y las jacarandas amoratadas de mis humanos viernes.

Alejo las manos de cremas milagrosas
y salgo a la calle
en busca del caracol anónimo

que insiste en lustrar la agrietada corteza del árbol
a fuerza de líquidas caricias;

la mundana trinidad
polvo, mujer y sandalia
huye -también-
nunca percibida,
gracias a Dios,
por el canal de las estrellas.

Angélica Santa Olaya D. R. ©
México, D. F. marzo 2006.


Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©

miércoles, 19 de marzo de 2008

EN ESTA "SANTA" SEMANA en la que muchos montamos autos, aviones o burros que nos alejen de la realidad cotidiana y en la que otros no pueden, de ninguna manera, escapar de la ineludible y cruenta realidad; les regalo esta sureña canción de León Gieco en la voz, inigualable, de Mercedes Sosa.
Precisamente hoy en que el autodenominado supremo policía del mundo ha declarado, a voz en cuello, no arrepentirse de la guerra en Irak. Por ahí, en el video, algunos rostros que ahora mismo, en estos momentos, se preguntan, tal vez, dónde carajos está su angelito de la guarda. Cómo me gusta joder las cosas... ¿no es cierto?
P.D. Las comillas se deben a que las cosas santas y yo no nos llevamos muy bien; quizá sea hora de encerrar entre comillas mi apellido como un tributo a mi "angelical" humanidad.

lunes, 10 de marzo de 2008

MATEMÁTICAS INSUFICIENTES
PARA ULISES MESTIZO

1, 2, 3, 4 estaciones;
bajar en la 49
y andar cuadra y media
bajo la lluvia.


1, 2, 3, 4 mesas por servir;
escarbar en el cansancio
y sacar al aire la sonrisa
que asegure el tip.

1, 2, 3, 4 horas;
pasar y repasar diez metros
cien o doscientas veces
hasta la cocina.

1, 2, 3, 4 cafés
y el olor a pistache
y cordero joven
perfumando la noche.

1, 2, 3, 4 años
sin probar mezcal
ni caricia de madre o novia
que opaque la miel de una backlava.

1, 2, 3, 4 recuerdos
atraviesan la niebla de Manhattan
para acurrucarse
bajo las faldas de un domingo
en el parque de Huajuapan.

-Aferrado a una sombrilla
que el viento le arrebata
navega Ulises los mares del recuerdo-

1, 2, 3, 4 dólares
no alcanzan
para comprar una cobija
del tamaño de la nostalgia.

La mirada se humedece
al otro lado de la puerta.


- “Hey guy”, le llaman:
Y regresa sin haber tocado tierra,
hace doble nudo al corazón
y suelta el ancla a la sonrisa.


1,2, 3, 4...
Ulises griego regresó a los diez.
Mienten los que dicen
que el tiempo se pasa volando
y que un cordero basta
para arreglar el mundo.

Angélica Santa Olaya D. R. ©
Marzo, 2008.

jueves, 6 de marzo de 2008


Decir 50 números suena fácil, pero no lo es. Quien ha tenido en sus manos la difícil tarea de editar una revista lo sabe. Cincuenta números, en este caso, representa el trabajo conjunto de muchas personas durante 14 años. El esfuerzo y la fe de un grupo de personas que decidió un día subir a este barco y remar junto a otros, para y por, la literatura en México; porque la gente que ha pisado esta nave, que ha trascendido las fronteras mexicanas, no es sólo yucateca. Se trata de un vehículo de puentes abiertos a la expresión literaria mexicana y, aún, extranjera. Yo me subí a este barco hace dos años y la experiencia ha sido no sólo grata, sino enriquecedora, por lo cual agradezco a los capitanes y tripulantes de NAVEGACIONES ZUR -en especial a los maestros Jorge Lara y Roger Metri, a quienes ayer tuve el gusto de conocer en persona, y a Adán Echeverría, amigo y hermano en la palabra quien, me consta, tiene el corazón puesto en esta nave-me hayan permitido navegar a lo largo de los últimos cinco números.
También fue muy agradable conocer a Carlos Martín Briceño y a Roberto Azcorra; escritores, todos ellos con quienes había compartido las páginas de NAVEGACIONES ZUR, pero de quienes no conocía sus rostros. Y, por supuesto, un honor compartir mesa, también, con el maestro Agustín Monsreal.
Es bueno estrechar la mano de la cual brotan las palabras que nos hermanan a la distancia con la certeza de que vamos, finalmente, trepados en la misma barca. Bienvenidos tripulantes yucatecos a las calles de mi defeña madriguera y a seguir remando para que esta nave continúe hecha a la mar.
Adán: No estuviste en persona, pero sí en espíritu. Sigue bogando porque, como dijo el sabio filósofo Anthony Queen, aferrado a una botella que no traía mensaje de auxilio, pero sí un litro completito de ron: Si las cosas que valen la pena se hicieran fácilmente, cualquiera las haría.
Por cierto mi querido Adán, nos debemos un tequilazo. Seguimos pendientes.

lunes, 3 de marzo de 2008

FERIADO

Te complace este desorden
de papeles sobre la mesa,
libros en todas partes,
mensajes sin contestar,
y el gato ante la estufa.
Te complace deambular
por calles calcáreas,
de luz cenicienta
o ver al ciego comulgando
en el mismo puesto de siempre.
Te complace estar horas y horas
sin hacer nada, pensando
que alguna vez entrarás a la rueda de la fortuna,
pero el porvenir sólo dura una semana
y en el Parque Forestal ves gente vagando
como si en cualquier momento se fueran a convertir en polvo.

Todo se repite: millares de rostros desconocidos
pasan frente a ti; una puerta se abre, otra se cierra.

Levantas la tapa del reloj para tocar la hora con el índice
y sabes que el porvenir dura sólo una semana,
lo que la puesta de sol en una terraza.

Frágil memoria de estos días huidizos
déjanos depositar en ti esta rara quietud
de estar una vez más envueltos en una misma piel.

Francisco Véjar D. R. ©

"País insomnio"
Santiago de Chile, Be-uve-dráis Editores, 2000.

Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©