“Alicia se coló por la boca de la madriguera, sin pensar ni un solo instante en cómo podría salir de allí”. Lewis Carroll

lunes, 15 de octubre de 2007


¿Qué es la vida, qué es la muerte para un desahuciado? ¿De dónde viene el dolor? ¿Cómo puede un hombre soportar la postración, metáfora viva del infierno? Inmóvil, sin emitir sonido alguno, escucha su voz interna mientras la conciencia le revela estampas albergadas en la memoria, como los caminos de Coyuya o las playas de San Blas. El cuarto de hospital es otro mundo y el tiempo se transforma en siglos. Miradas de lástima se encajan en su cuerpo: a él sólo le queda rebelarse contra Dios y llorar en silencio sin que el sollozo que tiene atragantado en la garganta pueda liberarse.
En este relato, Angélica García Santa Olaya aborda la crudeza del tema de los enfermos incurables, que no esperan del mañana sino el momento de la muerte. Con una prosa ágil y fluida, plena de imágenes contundentes, la autora recoge el sentir de un hombre que, ya sin coraje, trata de reconciliarse con su realidad.

Silvia Pratt

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amiga me encanta como escribes, eres muy profunda en tus escritos, me mucho gusto que sigas prosperando, cuidate mucho ok.

Atte. Teresa H.G.

Anónimo dijo...

Eres una excelente narradora.
Una vez más,gracias por tu entrega.El Sollozo deja huellas.