“Alicia se coló por la boca de la madriguera, sin pensar ni un solo instante en cómo podría salir de allí”. Lewis Carroll

jueves, 30 de mayo de 2013

VIGÉSIMA SEGUNDA NECEDAD


Ni una ráfaga de viento más podrá cortar las aletas a los peces insomnes que desvelados alumbran la noche con el brillo de sus sueños. Demasiados cielos se han perdido ya en los últimos siglos como para permitir el llanto de las caracolas en medio del desierto. El mundo es una pecera donde las nubes intentan guardar el oxigeno a fuerza de suspiros que terminan en llanto sobre las rocas de las ciudades rotas. Hay una hoja cayendo al filo del abismo, unos ojos vendados por una máscara confeccionada para engañar a los incautos… Hay una voz silenciada por el peso de una agrietada certeza, una burbuja de jabón desdibujando el vuelo de los colibríes… unos labios de artificio abrillantando las ruinas donde pacientes rumian los escarabajos olisqueando la mierda… Todo sucede en el sitio de las cuatro esquinas… Ahí donde nada queda al azar y puede saberse, sin errar, que dos más dos es un cuadrado sin salida… Un cajón de donde no se sale ileso ni siquiera en el último momento… Una caja de Pandora que trashuma en busca de las manos que echen a andar la cuerda de su magia… Besar el espejo sin mirarlo no es remedio cuando las espinosas lenguas se deslizan por el cuello de la ingenuidad… Cuando los destartalados flecos asoman las reales intenciones por debajo del sombrero…Cuando la máscara mira de reojo el álbum de las mariposas muertas… Pero la hiel escapa entre los dientes de la soberbia vestida de níveas túnicas simulando a los corderos… El caracol, a la distancia, observa y guarda las húmedas caricias para cuando arriben los veleros con sus alas de mariposa y los capullos germinando en la proa… Recoge anclas y guarda sus calcáreas posibilidades para cuando las esporas despierten… para cuando las hojas doradas aparezcan en la piel del sol… En tanto, que llueva y que siga lloviendo… Sólo así podrán los paraguas alegrarse del rincón donde se pone a prueba la paciencia mientras el rocío dormita… Ningún tiempo es inútil aunque los labios de la tierra se partan en mil pedazos añorando la caricia de la lluvia… Ninguna lluvia es suspiro, pero a veces es preciso el relámpago para despertar a las lombrices de intocados cuerpos cavando el sitio donde se guarece el aire… El topo sabe que aún a ciegas es posible caminar… No hay paraguas que impida mojarse los pies ni fantasma que espante mil años sin arrancarle una carcajada a la rutina… Por el ojo de la cerradura pueden verse ya las primeras hojas naciéndole al árbol… Los gatos maúllan en los tejados sabiendo que la luna es un agujero en el rostro de la noche…  Saben que ahí se macera la luz aunque parezca Nada, Nadie y Nunca… porque, algunos lo saben, la Nada es el sitio donde Todo puede suceder…


2 comentarios:

GIOCONDA dijo...

Querida Ángélica.
Gracias por permitirme una vez más disfrutar tu poesía.
Abrazo y mi cariño de siempre. Gioconda

LABERINTO ALADO dijo...

Gracias a ti, Siempre, mi querida Gioco, por Estar... por leer, por sonreír... por ser Tú... Bella y sensible como eres... Un beso hermosa...

Alicia La Necia