“Alicia se coló por la boca de la madriguera, sin pensar ni un solo instante en cómo podría salir de allí”. Lewis Carroll

lunes, 19 de mayo de 2008


LAS PUERTAS Y LO QUE SUCEDIÓ AL OTRO LADO DEL CONTINENTE

El balance de las puertas es siempre inevitable. Los recuerdos y las emociones se encuentran cara a cara confirmando las puertas abiertas, las que parecían abiertas y se cierran de un sólo golpe sin explicación alguna y las que se entreabren apenas, como desconfiadas viejecitas, soltando un breve quejido y un aroma a tiempo guardado. Hubo de todo; variado y profundo, decisivo. El festivo reencuentro con los amigos Gaby, Daniel, Pepió, Myru, Ricardo… y las manos extendidas. El encuentro con las posibilidades Valeria, Gaby, Guillermo, Santiago Espel, Damián y Roxana… Hubo una gata que se dormía a los pies de la cama y pegaba su nariz a la de Alicia; no sonreía siempre porque no era de Chester sino de Barraca; pero acompañaba justo cuando era necesario y hubo, también, una mano-fantasma que conocía de agobios y puertas entreabiertas por donde el frío mete los dedos.
La presentación de El lado oscuro del espejo no pudo haber sido mejor. Las editoras Gabriela Pais y Valeria Sorin fueron ángeles bonaerenses que guiaron, con profesionalismo, afecto y asertividad, los andares alicianos en el otro lado del continente. La primera sorpresa fue encontrarlo, muy guapo y bien peinado, en la 34ª Feria Internacional del libro de Buenos Aires.
Luego vino la presentación y con ella la zozobra y la ansiedad previos al resultado. Un dolor de estómago repentino que se evaporó con una pastilla y la presencia y compañía de Sergio Gaut vel Hartman que fue muy especial porque Alicia sabe que él no gusta de la poesía y, sin embargo, su abrazo y su sonrisa estuvo ahí, hasta el final, aliviando los nervios y haciendo olvidar un poco las tristezas. Además, envió Grageas literarias a algunos escritores mexicanos con quienes pronto me pondré en contacto. Los chicos del grupo Radar, jóvenes hermosos y talentosos aflojaron la tensión de las amarras incluyendo en el repertorio una moderna versión de La Bamba que todos palmearon. Ojos y oídos atentos y sonrisas afables cobijaron la velada. Se va a escuchar muy poco modesto que yo lo diga, pero no me importa. Últimamente me importa muy poco lo que se ve “bien” o “mal”; de cualquier modo los cuervos atacan y el destino no perdona. El caso es que, según palabras del Consejero Cultural de la Embajada, Alfonso Nieto, a quien agradezco el apoyo, la presentación gozó de una asistencia poco común que abrió una puerta a la nariz chusmeadora de Alicia. Al final, Alejandra Pizarnick, invitada por Valeria Sorin, oportunamente le recordó a Alicia que hay que seguir golpeando al viento con los propios huesos aunque se termine, una vez más, sola. Tal cual mi admirada Alejandra; tal cual. Aferrarse a la palabra como a un trozo de naufragio y flotar, aunque sea a la deriva, el tiempo que sea posible. Robar un poco de aire a los minutos para intentar el paso y calcinar los huesos para facturar la tinta.
Daniel Grad, solidario como siempre, compartió su espacio poético con Alicia en el Bartolomeo. Las chicas del programa radiofónico Con x de México, Ana Cecilia y Paulina, pusieron también su granito de arena apoyando a la paisanada al igual que Ángel Santander, fotógrafo profesional mexicano radicado en Buenos Aires, quien cubrió el evento con su cámara y, generosamente, nos envió parte de su trabajo.
Alicia agradece, como siempre, todas las atenciones recibidas en la Argentina -muy especialmente las de Gabriela Pais- las puertas abiertas y las no tanto, las que no necesitaron empujón y las que a veces rechinaban. Todo se agradece.
Alicia trata de poner en orden todas y cada una de las sonrisas y lágrimas que fueron develadas al otro lado del continente buscando el significado y la lección. Habrá que esperar a que la fuerza retorne para seguir neceando. Por ahora, sólo se puede decir GRACIAS y esperar, esperar a que el agua vuelva a su cauce y las palmaditas en la espalda hagan su efecto para volver a abrir las ventanas... y respirar.

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