NOVENA NECEDAD
No hay silencio que detenga el aletear de las palabras. Vienen a mí en bandadas. En círculos concéntricos se agolpan alrededor de mi cabeza. Chocan unas con otras diciéndome cosas imposibles de escribir. Señalan con sus alas rumbos diversos que debo explorar antes de volver a tomar la pluma. Al otro lado de la ventana están las respuestas de nombre impronunciable. Letras que no conozco aún dibujan su sombra detrás de las cortinas. Trazos que nadie ha visto. Sonidos grabados en desdibujados rostros que gesticulan detrás del espejo. La única forma de seguir es hablar ahora... en el silencio.
No hay silencio que detenga el aletear de las palabras. Vienen a mí en bandadas. En círculos concéntricos se agolpan alrededor de mi cabeza. Chocan unas con otras diciéndome cosas imposibles de escribir. Señalan con sus alas rumbos diversos que debo explorar antes de volver a tomar la pluma. Al otro lado de la ventana están las respuestas de nombre impronunciable. Letras que no conozco aún dibujan su sombra detrás de las cortinas. Trazos que nadie ha visto. Sonidos grabados en desdibujados rostros que gesticulan detrás del espejo. La única forma de seguir es hablar ahora... en el silencio.