“Alicia se coló por la boca de la madriguera, sin pensar ni un solo instante en cómo podría salir de allí”. Lewis Carroll

sábado, 29 de diciembre de 2007

LECCIONES DE COSAS
(Fragmento)

Ser bueno es muy fácil. Basta abatir los párpados
para no ver y no juzgar lo que hacen los otros, porque no es de tu incumbencia.

Basta no abrir los labios para no protestar
cuando alguno te empuje porque,
o no quiso herirte o no pudo evitarlo
o Dios está probando el temple de tu alma...

De cualquier modo... no preguntes por qué...
Porque los buenos no son inquisitivos...

No, ya hace mucho tiempo que el cielo
es un factor que no entra en mis cálculos.

Rosario Castellanos D. R. ©

"Poesía no eres tú"
México, Ed. FCE, Letras mexicanas, 1985.
Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©

sábado, 22 de diciembre de 2007


NAVIDAD EN LAS MONTAÑAS
(OH... BLANCA NAVIDAD...)

Hoy, leyendo el blog de Alejandro Aura y un mail de mi amigo Fernando Reyes con algunos útiles tips antinavideños; y tal como me viene sucediendo hace ya algunos años, me siento, lo confieso, ajena a la navidad. Por más que le hago, nomás no logro sentirme "navideña". No entiendo el exceso de entusiasmo de toda esa gente que corre de un lado a otro comprando y comprando cosas, regalos, víveres y adornos especiales. Mi intuición me dice que algo no está totalmente bien en tanta y tan efusiva y expansiva alegría. Los únicos atractivos que yo encuentro en esta época del año son dos: los días de descanso bien merecido en los cuales puedo levantarme de la cama hasta que tengo deseos de hacerlo y el olor y el sabor, glorioso, del ponche de frutas. De ahí en fuera, los estratosféricos gastos, los tráficos inauditos, los lugares atestados de personas, los forzados perdones (como dice Fer), las obligadas convivencias en las que se convive sin desearlo o realmente sentirlo; sin contar también, por supuesto, el despiadado bombardeo que los comerciantes de la navidad realizan con nuestros indefensos sentidos desde, incluso, el mes de octubre (gracias a los cuales a estas alturas de diciembre ya me siento empachada de navidad); son para mí incomprensibles.
Justo le comentaba a Fer que desearía, en estas fechas, estar dotada de una naricilla linda, pequeña y poderosa como la de Samantha [en ese programa que tanto me gustaba de niña (ya desde entonces me atraían poderosamente los imposibles): "Hechizada"] para poder hacer: turirurirí... y desaparecer de mi tan amada, pero insufrible ciudad, en estas fechas, desde inicios de diciembre y regresar por ahí del 7 de enero cuando los reyes magos comienzan su año sabático. Claro que el acto de magia incluiría aparecer en alguna montaña, playa, lago o pueblito donde las navidades no traigan consigo tanta incongruencia.
Debo reconocerlo con todas sus palabras: soy una Grinch. Me da hueva cocinar la pantagruelica e indigesta cena de navidad, me remuerde la conciencia comer tanto cuando hay tantos que no tienen qué llevarse a la boca, aborrezco poner el arbolito, odio entrar en los atestados centros comerciales, me niego a visitar el super veinte veces en una semana, no se me antoja adornar la casa, y ni pensar en quitar el arbolito... (este aborrecimiento no es de mi exclusividad... sé de una familia que no quitaba el árbol de navidad nunca; sólo le ponía encima una sabana a partir de enero para que no se empolvara); aunque he de reconocer que me encantan la pachanga, el baile y el ponche con cualquier pretexto.
De cualquier modo, por si las moscas..., no sea que el karma se me devuelva como dicen por ahí... manifiesto aquí mi deseo para que las buenas vibras del universo fluyan hacia todos los seres que necesitamos de ellas para llevar a cabo nuestros proyectos, en el mejor de los casos, y en el peor de ellos, para sobrevivir en medio de una guerra, una enfermedad, una injusticia (¿injusticia dije? ah caray... si en este país no existen...); o intentar salir airoso de los embates de esos grupos mercantiles, religiosamente organizados, que pregonan la bondad de la navidad, pero se dedican a joder (literal) gente (muchos de ellos niños y niñas, durante todo el año). A éstos últimos no les deseo, como a todos los demás (hay que decir la frase para evitar ser tachado en la lista social) una Felíz Navidad. Disfrútenla, porque como todas las cosas que traen felicidad en la vida, son sólo momentos, instantes apenas... y hay que estar atentos para atrapar al huidizo mosquito: abramos bien los ojos para apresar el instante, sólo el instante... casi imposible, efímero, bello y acariciable como la piel de una sirena que nos regala su canto o como unos labios dispuestos al beso. Lo demás es bregar y seguir caminando, siempre caminando, con algunas piedras en el camino, pero bien agarrados a nuestra cadena de convicciones.
Reitero: Feliz Navidad y que los reyes magos les traigan a los niños un juego de XBox donde la justicia, aunque virtual, sea posible y un "dueño" del mundo Yiaiyou que guste menos de jugar a la guerra. He dicho.

sábado, 15 de diciembre de 2007


LA AVENTURA

El más hermoso jardín...
Lewis Carroll

Alicia cruza la pequeña puerta,
¿Estoy en el país de las maravillas?
El gato sonríe con sorna,
la oruga la invita a fumar de su pipa
y un conejo blanco roe las entrañas

al rojo vivo

de la niña que enredó los sueños
en una zarza de afilados colmillos.


Dedicado a las niñas y niños invisibles
del guadalupano país de las maravillas cuyo testimonio en el
caso de robo de infancias fue calificado de "ininteresante"
por los miembros del Jurado en un aciago fin
del año 2007.

Angélica Santa Olaya D. R. ©

"El lado oscuro del espejo"
Buenos Aires, Ed. La Bohemia, 2007.

jueves, 6 de diciembre de 2007

CUARTA NECEDAD
No pariré las palabras que engullen los devoradores de la nada. Mi cerebro se apoltrona sólo para beber café con las estrellas o arrumarse en los afrodisíacos brazos de Neptuno.

domingo, 2 de diciembre de 2007


UN SALÓN LLENO DE REFLEJOS
por Alicia Juárez

Jueves 15 de noviembre de 2007. El salón Morelos de la Casa Reyes Heroles está puntualmente lleno, yo llego corriendo. Gabriela Pais, editorialista argentina, hace un análisis literario muy certero sobre la nueva obra publicada de Angélica Santa Olaya: El lado oscuro del espejo.
Gabriela sugiere un abordaje poético sobre la Alicia de Lewis Carroll, una alegoría entre el viaje de este personaje y el proceso de encantamiento y desencantamiento del imposible amor que Angélica recrea en el transcurrir de sus 41 poemas.
Con voz pausada, volátil, quizá melancólica, Angélica lee:
“… un conejo blanco roe las entrañas / al rojo vivo / de la niña que enredó los sueños / en una zarza de afilados colmillos.”
Siempre un epígrafe de Carroll antes de cada poema:
…pronto Alicia quedó sola
“Doloso sembrador de fantasías…/ pones todo de cabeza; / agitas el pañuelo / y te vas / sin atender el huerto.”
El poeta Saúl Ibargoyen da, como siempre, una interesante clase de poesía. Hace un análisis estructural y logra pasar al otro lado del espejo con su discurso sobre la poesía, la poeta y la poética. De nuevo Angélica ataca con suavidad:
“¿Mi corazón? Bien gracias…/ acabas de tragártelo de un solo bocado / con la única sí-laba que podría librarlo del cadalso… Y prosigue en otro poema:
“Quiero romperle los huesos / a los adjetivos que te regalé un día…”
El público quiere la firma en su libro. Hay gratos encuentros con nuevos poetas y con viejos poetas nunca olvidados.
Ya en casa leo de una sola vez
El lado oscuro del espejo.
Disfruto su forma y su contenido. Juego con el objeto libro; hago el experimento de leer de corrido los epígrafes, y veo ahí un reflejo, un hilván que une con hilo transparente la historia del viaje al que Gabriela se refería. Releo:
“Mi cabello es oscuro, mis caderas anchas
y no me gustan los relojes ni las reinas.
¿Será que sólo podrá amarme la poesía?”

martes, 27 de noviembre de 2007

MARIPOSA NEGRA
(fragmento III)

Dejas en la arena la sangre
que nos pegó cerca del mar

y estrujamos el nombre con los huesos
golpeamos
porque esa es otra forma de amar lo perdido
lo añorado
lo que se fue con el céfiro
y hoy es sal de cocina
bofetada
el cielo que no recoge amantes.

Elia Casillas D. R. ©

Navojoa, Sonora, enero 2007.
Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©

viernes, 23 de noviembre de 2007

Compartir la palabra es siempre una experiencia gratificante. Sobre todo cuando se encuentra uno con escrituras que alimentan y alumbran el camino. Fue el caso en el 5° Encuentro de escritores Bajo el Asedio de los signos, en Cd. Obregón, Sonora, al que acudí convidada por los poetas Juan Manz y Mara Romero. Escuchar la palabra sabia y hermosa de maestros como Saúl Ibargoyen (quien se llevó los aplausos de su mesa con poemas de El escriba de pie y su musical Gran Cambalache: Gran Cambalache, corazón, mirá / no mires para atrás / ni pal costado / el futuro ya no está / el porvenir de todos lo han hipotecado... / Mirá si es que podés... / y dale sin ladrar / dale a cantar y a besar / y a pelear y a sudar / por tu amor, tu tango y tu comida... / tu corazón, mi corazón, el corazón más total / Gran Cambalache, sí... / ¿y por qué no?) y Francisco Hernández [que nos estrujó el mismo corazón con su propuesta: ¿Quieres fotografiar el rostro del Todopoderoso? Mete la cámara en la boca de un pobre y sus minipoemas del libro Mi vida con la perra (depresión)] siempre enriquece.
Otras voces, también muy disfrutables, como la de Dante Medina (Dante, guardame, por favor, ese ejemplar de La Musa Fea que ya no pude recoger porque me batearon muy temprano a la mañana siguiente...); la sosegada y profunda de Antonio Orihuela que contrasta con la imagen bulliciosa y estridente que se tiene de los españoles y la de Inmaculada Luna (de quien disfruto su desenfado y asertividad para llevar a la poesía los temas cotidianos); todos ellos me llevaron de la conmoción, o la risa, a la reflexión. Y, como siempre, recoger y traerse en la maleta los rostros de las personas que escuchan nuestra poesía, así como sus aplausos y comentarios al margen, es una invaluable remuneración.
Gracias a los organizadores por la oportunidad de estrenar mis versos de El lado oscuro del espejo en las tierras del norte. Gracias a la gente de Cd. Obregón que abrió su corazón a mi poesía y me lo hizo saber con su respuesta. En el norte, en el centro o en el sur, siempre hay un sitio para ese grano de sal poético que Martí cultivaba como esas rosas de la amistad que hacen posibles estos encuentros.
Me quedé con las ganas de conocer Cd. Obregón donde espero volver algún día para descubrir la poesía que transita sus amplias avenidas (además de la Biblioteca Municipal y el hotel, ellas fueron todo lo que pude ver); pero me quedo con los tacos de carne asada de Don Chuy, que saciaron mi hambre a la una de la mañana en la agradable compañía del maestro Jorge Calvimontes y Calvimontes, y con el cálido cobijo que los obreguenses brindaron a mi palabra.

martes, 20 de noviembre de 2007

LA NOCHE

Y si dejara de soñar contigo...
¿en dónde crees que estarías tú?
Lewis Carroll

Hurgas en la noche hasta encontrar mi boca
y huyes montado en el filamento lunar
que escurre por la ventana.
El conejo de escarcha
se ríe de mí
con sus labios de cuarto creciente
la urraca se marcha
llevando en las escamas de los dedos
el aire que me queda

la sombra de un suspiro me lanza
al abismo de las Gorgonas;
los ojos se ahogan de ti
como un reloj en una taza de té
hasta que el sol
pincha las córneas con sus dedos de fuego.

La canícula derrite el silencio.

Tu voz discurre con lentísimos pasos
la orografía de mi piel alérgica a las horas:
explosión de quiméricos orgasmos.

Angélica Santa Olaya D. R. ©

"El lado oscuro del espejo"
Argentina, Ediciones La Bohemia, 2007.
Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©

viernes, 16 de noviembre de 2007

Queridos todos que tuvieron a bien acompañarme en la presentación de mi libro y superar en mucho, y de manera por demás gratificante, las expectativas de audiencia y venta de libros. Gracias, sobre todo, por su presencia, los oídos atentos y el apoyo a mi nuevo hijo literario. Ustedes cierran, y pueden abrir si así lo desean, el ciclo de estos versos del lado oscuro del espejo. Alicia y sus necedades quedan ahora en sus manos para iniciar este viaje poético donde la lógica y el amor se avientan un round. En breve tendrán la crónica del evento.
Mi cariño siempre, para todos, ALICIA LA NECIA.

P.D. Para quienes no hayan podido asistir el día de ayer, les aviso que habrá otra presentación en el CONAFE en unos cuantos días más. Ya les estaré dando los datos precisos la semana siguiente.

lunes, 12 de noviembre de 2007


"Tu sonrisa le hace cosquillas a mi lengua
que hoy no quiere levantarse de la cama"


TE INVITO a la presentación de mi libro

EL LADO OSCURO DEL ESPEJO

el próximo 15 de noviembre a las 18:30 horas
en el salón Morelos de la Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles
en Francisco Sosa 202, frente a la plaza de Sta. Catarina en Coyoacán.

Presentan:
Saúl Ibargoyen (Uruguay / México)
Lina Zerón (México)
Gabriela Pais (Argentina)

Modera:
Alejandro Campos Oliver

Ilustración de Portada:
Sonia Peñaranda-Taggart D. R. ©
http://www.soniaArt.com/

No faltes, HABRÁ VINO DE HONOR

(Un trago y un verso no le caen mal a nadie,
sobre todo si ha de asomarse en algún apetitoso, pero imprevisible jardín...)

domingo, 11 de noviembre de 2007

Penumbra de un siglo sin identidad y sin fortuna.
Los ríos anidan sigiloso pretexto de sueños.
Un laberinto de inquietantes efectos
en mi mundo interior y desafiante.
Agotada de penurias una sinfonía de atmósferas enloquecidas se balancea forzosamente grabada
en la algarabía del Universo.
La rigidez de un ángel en la textura
de un clavel y en mi verso.


Juanita Conejero D. R. ©

"Persistencia de la memoria"
Cuba, Ediciones Extramuros, 2007.
Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©

sábado, 10 de noviembre de 2007

Mañana, domingo 11 de noviembre, a las 23:00 horas escuchen el programa radiofónico Letras para no dormir que transmite Radio Ciudadana (660 de AM). Poesía de Angélica Santa Olaya y otra sarta de inventos para poblar el silencio de los desvelados. Si no nos vemos, nos escuchamos.

viernes, 9 de noviembre de 2007

TERCERA NECEDAD
No he de mirar demasiado la piedra que atasca el vado ni perseguir la huella que cambió de rumbo. Una luciérnaga ovulada de constelaciones me aguarda al otro lado de la cordillera.

miércoles, 7 de noviembre de 2007


POESÍA EN MOVIMIENTO

Con el cartel de Alicia Juárez y Carmen Rossette comenzó esta semana el proyecto Poesía en movimiento del colectivo artístico Ollin Xóchitl en las 36 estaciones del metrobús de la ciudad de México. Coordinadas por Haydeé Ramos, 14 mujeres (poetas y artistas visuales) pretenden llevar el arte ahí donde el tiempo parece detenerse improductivo; tiempo suficiente para leer un poema y degustar una imagen. Los carteles serán cambiados cada catorce días. Estén pendientes.
Patrocinio: Revistas "Dónde ir" y "Fernanda". Difusión: Metrobús. Gobierno de la ciudad de México.

No aborden el metrobús sin antes haberse echado algún verso en el bolsillo

Fotografía: Carmen Rossette D. R. ©

martes, 6 de noviembre de 2007

Las piedras rodando se encuentran... Alex Lora
La migración es un fenómeno de todos los tiempos y lugares. Algunos de mis textos, con este tema, serán leídos el día de hoy en el programa Tierra Prometida que se transmite por Radio Ciudadana (660 de AM) producido por Alejandra Maldonado. Estaré un ratito en el estudio de grabación. La cita es a las 20:00 hrs. Nos estamos escuchando, Angélica.
Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©

miércoles, 31 de octubre de 2007

¿Y qué... si los dedos de mis pies se convierten en cenizas?
Seré polvo que canta el porvenir al abrigo de otra huella palpitante.

Angélica Santa Olaya D. R. ©

Del libro inédito "Rumor de arcilla"
México, D. F. noviembre 2007.
Fotografía: Iván Ibarra D. R. ©

martes, 30 de octubre de 2007

¿NO TIENES NADA QUÉ HACER HOY POR LA TARDE?

Asiste al espectáculo poético, musical, visual, que se presenta en la calle de Gloria #14, Barrio de la Candelaria, Coyoacán (por la calle Emiliano Zapata) a las 18:00 hrs.

El colectivo artístico La Quinta Tepantitla comparte su espacio para ofrecer una experiencia poética con la muerte en esta semana de encuentros ancestrales. ENTRADA LIBRE

XIBALBA El sexto sol
Espectáculo escénico

Poesía y voz: Alicia Juárez y Angélica Santa Olaya

Arte sonoro: Hugo Santos

Arte visual: Cristina Hoyos, Yuriko Estévez, Martha Delgado y Susy Luna

TE ESPERAMOS con todo y cobija. Brrrrrr......

En el marino jardín de las delicias,
donde el infierno conduce al cielo…
tartamudea mi calma
con el tacto del encuentro.

Suave aliento de tu beso
atolondra los sentidos.
Escurren las vocales de la boca;
abecé de salivas.
Por los besos he perdido
y he ganado todo por los besos:
De ellos vengo hacia ellos voy.

Metáfora del verso encabalgado,
rima perfecta entre las bocas.
Mordedura de palabras
donde pierdo la cabeza.
Húmedos oxímoros
y mareas de antítesis saladas.
Cada sílaba es un diente
y los labios acentos por marcar.

No te he dado un beso
y veo tu cabello
ya enredado entre mis ganas.
Son los dedos sobre el rostro
las miradas asombradas.

Te miro la boca
y me como en rebanadas
tu dulzura que se nota a leguas.
Todo es mío menos tu beso,
un sabor que no sabía a qué sabía.

Estos ojos te están tocando…
Mis ojos son mis labios
cuando buceo en ti
sobreviviendo a tus oleajes.
Un pez goloso es esa lengua.

Entre los labios escapa nuestra vida,
dulce y suave simiente de añoranza.
¿Qué más existe en un tiempo que
no es el de las horas?

Fernando Reyes D. R. ©

"El pez goloso de tu lengua"
México, Ediciones Libera, 2006.

lunes, 15 de octubre de 2007


¿Qué es la vida, qué es la muerte para un desahuciado? ¿De dónde viene el dolor? ¿Cómo puede un hombre soportar la postración, metáfora viva del infierno? Inmóvil, sin emitir sonido alguno, escucha su voz interna mientras la conciencia le revela estampas albergadas en la memoria, como los caminos de Coyuya o las playas de San Blas. El cuarto de hospital es otro mundo y el tiempo se transforma en siglos. Miradas de lástima se encajan en su cuerpo: a él sólo le queda rebelarse contra Dios y llorar en silencio sin que el sollozo que tiene atragantado en la garganta pueda liberarse.
En este relato, Angélica García Santa Olaya aborda la crudeza del tema de los enfermos incurables, que no esperan del mañana sino el momento de la muerte. Con una prosa ágil y fluida, plena de imágenes contundentes, la autora recoge el sentir de un hombre que, ya sin coraje, trata de reconciliarse con su realidad.

Silvia Pratt

lunes, 8 de octubre de 2007

CANCIÓN DEL ESCRIBA DE PIE
(Fragmento)

"Si miramos el desierto
como un cuero de camello
aplastado por la luz
no podremos ver cada partícula
que a cada instante abandona
su grano de arena..."


No: yo jamás escribí ni pinté
el discurso de ningún viajero
ni mencioné las ruinas imperiales
ni escuché las preguntas
que sólo un rey de pupilas arrancadas
pudo responder.
Dime tú que lavas los pasos
en la espuma triturándose:
¿qué hombre preguntará
con la voz de todos los hombres?
¿qué mujer gritará
contra el destino de su vientre?
¿qué cantor contra el silencio
metido en su canción?
Solamente aceptemos en la noche
las respiraciones congeladas
de una serpiente
que no puede dormir.

Saúl Ibargoyen D. R. ©

"El escriba de pie"
México, Tintanueva Ediciones, 2003.
Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©

sábado, 6 de octubre de 2007

SEGUNDA NECEDAD

Ninguno venga a decirme dónde y cómo colocar los huesos, propios y ajenos, que yerguen este cuerpo entre las sombras.

viernes, 28 de septiembre de 2007

EL ERROR
-¡Ja! -y ascendió cuarenta metros con ese solo impulso, y nos anonadó.
-Oh -dijimos todos.
-Vean que se puede, hermanos -gritó Epifito desde arriba, y todos estuvimos de acuerdo. Pero luego dijo: -¡Sin duda, ustedes me dirán que no pueden con diez años de no comer carne, de no mirar mujer...!
El castigo (de la soberbia) tomó forma de rayo. Tronó el cuerpo en lo alto, cayeron cenizas y jirones negros, y nosotros no pudimos ni contestarle que estaba en lo cierto.

Alberto Chimal D. R. ©

"Grey"
México, Ediciones Era/CONACULTA, 2006.
No es este sol
que se niega a calentarnos.

No es nada, no,
sólo la forma
en la que el viento anuncia
bajo la piel
que no habrá luz
en el vientre estéril
del concreto.


Pero en las grietas del muro
miles de palomas
anidan en invierno.


Javier Peñalosa D. R. ©

"Postales"

México, D. F. septiembre 2007
Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©

jueves, 20 de septiembre de 2007


La libertad es una espina con disfraz de espiga.
Una hoja seca enmedio del parque.
Un rostro que nunca más nos devolverá la sonrisa.
Un amargo jarabe que no cura la enfermedad.

Es tomar las riendas de la lengua
y aprender a conversar con el fantasma
que transita el propio cuerpo.

Es erguir la palabra
y comenzar a descifrar los signos
que yacen en el fondo del espejo.

Porque en el sitio donde moran las rosas,
hay tantas mordazas como sillas que cuidar.

Angélica Santa Olaya D. R. ©
México, agosto, 2007.
Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©
RETRATO

Yo no tenía este rostro de hoy
así inmóvil, así triste, así delgado,
ni estos ojos tan vacíos,
ni este labio amargo.

Yo no tenía estas manos sin fuerza,
tan quietas y frías y muertas;
yo no tenía este corazón
que ni se muestra.

Yo no supe de esta mudanza
tan simple, tan fácil, tan cierta:
- ¿En qué espejo se perdió
mi imagen?

Cecilia Meireles D. R. ©
Traducción: Angélica Santa Olaya D. R. ©

"Antología Poética"
Brasil, Editora Nova Fronteira, 2004.

jueves, 13 de septiembre de 2007

“HABITAR EL TIEMPO”: RETRATO DE UN ALMA MEXICANA
Conocí a Angélica García Santa Olaya en la ciudad de Benito González, estado de Río Grande del Sur, en Brasil, durante un Congreso de Poesía donde se presentaban poetas y artistas de varias partes de América Latina.
Su gesto tierno, dulce, siempre con una sonrisa acogedora, me cautivó inmediatamente. Estaba allí una mujer en paz consigo misma y con el mundo, pensé.
Su poesía, por lo tanto, de sopetón, me pegó un susto... Distante de aquella figura aparentemente serena, su poesía no se amolda a adjetivos de tranquilidad. Hay en ella, una inquietud filosófica y política, inteligentemente perspicaz, sagaz, lúcida, que cuestiona todo el tiempo buscando respuestas para el mundo que la rodea. Hay en ella un torbellino de emociones, mezcla de sangre y flor, humor y dolor, romanticismo y suelo social.
Así, descubrí, a través de su poesía, que detrás de aquella criatura inefable habitaba otra mujer que no se dejaba fotografiar tan impunemente, pero que tenía que ser descubierta solamente a través de su poesía.
Había que intentar penetrar en su intimidad, quitar los velos de su sonrisa, desnudarla a través de su arte, tocarla en sus más recónditos escondrijos para abrazar en plenitud su alma de mujer fuerte y luchadora; marca común de las mujeres mexicanas. Angélica es, por encima de todo, alma de poesía mexicana.
Con mucho orgullo me hice su amigo a pesar de la distancia geográfica que el internet intenta disminuir un poco. Con mucha honra y extremadamente adulado de que ella haya elegido mi nombre, intento superar el escalofrío que su libro me despertó.
“Habitar el tiempo”, muestra una poeta en su perplejidad humanística. Angélica sabe que la poesía es una comunión con el otro, entiende que la poesía es eso: una religión -un religar- con el sentimiento de otro. Sólo así la poesía se concretiza, se hace posible en cuanto arte.
Sorprende la emoción lírica y estética de sus versos que no ostentan falsas erudiciones ni ciertas “invenciones” tan comunes en aquellos que vanidosamente piensan ser más de lo que son. Sus poemas fluyen naturalmente limpios y simples, procurando un nexo entre pasado y presente, buscando “habitar el tiempo” en lo que éste tiene de trascendente y eterno a través de pasajes reales y continuos figurativamente inscritos en dicotomías: vida-muerte, infancia-madurez, amor-pérdida, nostalgia-presencia, sangre-placer.
“Habitar el tiempo” se localiza en medio de estas paradojas de manera sorprendente, a través de una poesía contundente que a veces nos roza la piel como el agua de un río y otras nos corta como la hoja de un cuchillo. Otras tantas nos arroja sin piedad contra las rocas de su verdad. Sin embargo, la poeta intenta siempre -lo mismo en los versos más amargos y contundentes- construir un puente hacia la esperanza, porque cree aún en el ser humano.
Con emoción equilibrada por el ritmo, técnica y forma envolventes, utilizando los recursos estilísticos y de lenguaje de manera creativa, principalmente en el uso del espacio del poema en la página del libro, donde la palabra reposa libre de amarras, pronta para alzar el vuelo –recurso muy bien absorbido por los poetas visuales- como cuando las palabras vienen en convulsión. Como río caudaloso presto a inundar las márgenes, Angélica nos propone un trabajo rico en musicalidad, timbres diversos y bellas metáforas.
“Habitar el tiempo” es, en fin, un bello libro de poemas donde Angélica retrata una dulce y aguerrida alma mexicana. Su poesía atraviesa mares y océanos para desembocar y anclar aquí, en este corazón brasileño pero apuntando su flecha certera para el mundo.


Tanussi Cardoso, Poeta y periodista, Vice-Presidente del Sindicato de Escritores del Estado de Río de Janeiro.

Brasil, Río de Janeiro, 21 de noviembre de 2004.

lunes, 10 de septiembre de 2007

TENDEDERO POÉTICO EN CD. DELICIAS, CHIHUAHUA
Cual fue la mayor sorpresa que cuando pasó la poeta Teresa Larumbe de Guerrero y la poeta Angélica Santa Olaya volaron los poemas del tendedero…
Berónica Palacios Rojas
"Crónica de viaje Cd. Delicias", mayo-julio 2007.
Encuentro Internacional de Poetas en Cd. Delicias, Chihuahua.
Arte visual: Leo Lobos

UN ARTISTA

Si eres un escritor y te cortan las manos
¿Qué haces?

Me dedico a bailar
¿Y si te cortan las piernas?

Me dedico a cantar
¿Y si te arrancan la lengua?

Tomo entre mis dientes un pincel y dibujo
¿Y si te matan?

Con mi piel hacen un tambor
con mis huesos flautas
y con mis tripas
cuerdas de violín.

Leo Lobos D. R. ©

Poema inspirado en un cuento de Alejandro
Jodorowsky
Chile, 2007.


sábado, 8 de septiembre de 2007

ATARDECER

Sí, me duele este atardecer,
esta boca de sol y verano.
José Carlos Becerra

La luz se marcha golpeándolo todo.
A su paso cierra la tarde
y los restos de mi nombre aguardan la oscuridad
donde duerme tu mano en la selva más profunda,
donde llovizna la sangre de recuerdos.
La nocturnal contemplación de las cenizas
de mi espejo que se vence al sueño,
refleja el viento que entra apagándolo todo
porque en sus venas corre la noche.
Con mi voz asumo la noche
ignorando el plomo de los años.
La luna se ha quedado con todas mis palabras
y una canción de sombra con boca de estrella
rompe la lluvia con su carne.

Roger Metri D. R. ©

"Nostalgia de la luz"
México, Instituto de Cultura de Yucatán, 1999.
Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©

En la mordedura de la noche
con una linterna
ilumino
mi sombra
El sol se escurre
tras la cabecera de mi cama
aguijón de la vida
Los astros en movimiento
siguen
la abeja en su vaivén
no teme morir
Atrapada en esta habitación
con el ruido de mi carne
me derrumbo.
Teresa Irazaba D. R. ©
"Postales desde la tierra"
México, Taller de sueños, 2007.
Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©

martes, 4 de septiembre de 2007

ANGELINA

Para dos mariposas
y un colibrí negro

La incandescente mariposa
bate sus alas de negra espuma
sobre el hálito de la semilla.

Su carne sonríe
con un alarido nocturno
que burbujea
por encima del rotar de manecillas.

Alrededor de la jaula
unas manos se crispan
y otras se abren
para abrazar el vuelo
que ahuyenta el grito de la noche.


Angélica Santa Olaya D. R. ©
México, del libro inédito "Rumor de Arcilla", 2007.

lunes, 3 de septiembre de 2007

REMO CONTRA TÍ CONMIGO A CUESTAS
(Fragmento)

Es inútil pedir un cuento a la voz desaliñada,
acróbata de madrugadas,
las sábanas, océanos blancos
teñidos con sombra de insomnios...


los brazos son remos esta noche...
primitivos ríos perturbados
en la estría nocturnal del relámpago...
¿Es posible, en este viaje, abrir de par en par
los claustros en un descuido de los muros?
Empeñada en trajinar amaneceres inciertos...
remo contra ti,
conmigo a cuestas.

Gabriela Pais D. R. ©

"Escapada de la forma ausente"
México, Tintanueva Ediciones, 2006.

Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©

jueves, 30 de agosto de 2007

A veces es una araña la palabra amar
una araña en las vigas de la casa
y uno es la mosca,
la tonta mosca...

Ricardo Yáñez D. R. ©
"Ni lo que digo"
México, Ed. FCE, 1985.
Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©

miércoles, 29 de agosto de 2007

FEELING THE BEAT

Esta droga es tan valiosa que no tiene precio, pero puede obtenerse gratis; sólo se necesitan unos cuantos cacharros, algo de ritmo y las ganas, irremediables, de volar.
Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©

lunes, 27 de agosto de 2007

PEQUEÑECES

De niño me enterré un lápiz en la mano. A los dos meses aparecieron letras debajo de la piel. Las fui arrancando con la navaja de mi padre y las guardé bajo la cama. Fue hasta la secundaria cuando lograron extirparme la punta de carbón y se me escapó el habla. Busqué en mi escondrijo, sólo hallé los restos enmohecidos de las letras. Escribo para recuperarme de esta invalidez...

Adán Echeverría D. R. ©
Mérida, Yucatán, agosto 2007.

UNA CASA QUE FUE
(Fragmento)

Implacables cayeron,
como golpes de tempestad sobre ávidos desiertos,
aquellos duros vientos, aquellas graves lluvias,
que ascendieron pacientes las paredes,
dejando esos ramajes de quejumbrosas grietas,
esas lágrimas días y días detenidas y continuadas siempre,
esos hijos del tiempo.

Olga Orozco D. R. ©

"Obra poética"
Argentina, Ediciones Corregidor, 2005.
Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©

sábado, 25 de agosto de 2007

EL DETECTIVE CURSI

De acuerdo con la definición del Diccionario de la Real Academia Española, la palabra cursi se aplica a lo que “con apariencia de elegancia o riqueza, es ridículo y de mal gusto” o también, señala la Academia: “Dícese de los artistas y escritores, o de sus obras, cuando en vano pretenden mostrar refinamiento expresivo o sentimientos elevados”. En una acepción popular, podríamos decir que se entiende por cursi aquello que alude al amor, o a algún otro sentimiento ligado a éste, de una manera exagerada y empalagosa a grado tal que parece falso. Por eso la Real Academia refiere pretensiones y apariencias. A esta concepción vox populi podríamos añadir un plus: su inevitable connotación de antiguo. ¿Podríamos entonces decir que en la actualidad el amor es considerado como un sentimiento antiguo aún cuando ha sido despojado de falsas apariencias? Existe quien así lo cree.
Roberto Bolaño -un escritor “sin pelos en la lengua”, como decimos en México, directo, fuerte en sus afirmaciones y, para seguir con los refranes populares mexicanos, “piedrita en el zapato” de cualquiera- consideraba que los terrenos de la cursilería eran sus “potreros natales”. Así lo expresó a la periodista Mónica Maristain durante una entrevista, realizada el 23 de julio del 2003, titulada “Estrella Distante” la cual parece ser la última entrevista que Bolaño concedió antes de morir. “Estrella Distante” es un nombre apropiado no sólo para una entrevista o su obra misma, sino para la persona de este escritor chileno que en su trashumar por el mundo pasó por México dejando la huella de su esperanza por modificar “las sendas confusas” y aligerar el trayecto de su “moto negra, como un burro de otro planeta”.
Cualquiera sabe, al leer sus textos, que Bolaño no tenía la menor pretensión de aparentar elegancia o refinamientos del lenguaje exagerados que lo colocaran en la definición equivocada de lo cursi. Y es que esta palabra ha sido malentendida y maltratada, e incluso rechazada, como si fuera una mala película diría, tal vez, Bolaño. Ser cursi es algo menos superficial, tiene que ver no con las apariencias sino con el sentir, el pensar y, ¿por qué no?, el desear, el soñar.
Roberto Bolaño, era el conductor de esa moto que, como él, parecía no pertenecer a ningún lado ni tener un camino definido, porque dondequiera que iban la lluvia y el llanto los perseguían. Es algo paradójico imaginar un motociclista cursi, en el sentido peyorativo del término, montado en una moto negra llevando consigo una prostituta abrazada a su cintura, un puñado de sueños y preguntas y “un amor breve como el suspiro de una cabeza guillotinada”. Sin embargo, este fantasma surrealista se explica a si mismo no sólo en la obra de este autor sino en la calle que habita el otro lado de nuestra puerta. Es más, puede justificarse con una atenta y honesta mirada al propio espejo.
A simple vista, pareciera que la visión bolañana del mundo es oscura y pesimista porque dirige su vista, siempre atenta y puntillosa, hacia los actores marginados de la sociedad convirtiéndolos en los personajes de historias que se deslizan, de un extremo a otro, desde la novela, el libreto cinematográfico o la síntesis poética, pasando por el cuento, la narración, la crónica o cualquier otro género que al lector se le ocurra. El trabajo literario de Bolaño es tan abierto e inclasificable como él mismo. Como la humanidad junto a la cual caminó en su permanente andar detectivesco buscando siempre huellas delatoras, sueños proféticos o reveladores, rostros de terrible belleza y dolor o poetas locos dispuestos a lanzarse un clavado en el Infierno a través de “caminos de hielo” y “patios escarchados”; todo con tal de encontrar la puerta detrás de la cual espera, nuevamente, la Quimera.
Detrás de “los ojos terribles de Edna Lieberman”, de las calles de México en el 68, de los hospitales, los cuartos de hotel en la colonia Guerrero y los “dedos cortados, quebrados, esparcidos en el aire del D. F.”, está la musa que Bolaño amó y a quien rindió tributo en el poema del mismo nombre con el cual casi concluye su libro de poemas “Los perros románticos”
[1]. Esa musa que Bolaño describe como “más hermosa que el sol”. Esa amigable presencia que ilumina un callejón oscuro y protege al amigo en Chile, en España, en la Alameda o en Tlatelolco; que abre puertas y supera la belleza de las estrellas. Esa musa no es otra que el amor que muchos consideran cursi.
Roberto Bolaño, en muchos de sus hermosos poemas oníricos, introduce la presencia de ese detective que lo autodefine y lo coloca, paso a paso, en el trayecto de su obra, moviéndose con ella, hurgando siempre, investigando posibilidades y salidas, descubriendo espejos y mirándose en ellos por muy empañados que éstos se encuentren. El detective puede helarse bajo el frío de una época, perderse en una ciudad oscura, sentirse abrumado por el suicidio de unos muchachos locos y soñadores como él o echar un vistazo al comunismo, o a alguna que otra Revolución, y ver que todavía sigue lloviendo.
Un detective como él debe tener el valor y la voluntad suficiente para saber que, aunque parezca cursi, debe recordar y proclamar que “el amor... te salva”; que hay que meterse en la cama para acariciarnos unos a otros en nuestra terrible desnudez y desamparo. Bolaño sabía que el amor es necesario como el aire, efímero e intangible como el aire y como el sueño, escurridizo como la lluvia. Por eso contaba, y cantaba, las escalofriantes visiones que poblaban su sueño y su realidad. Para ver si lograba erizarnos los pelos y provocar nuestra conversión de simples perros quejumbrosos en detectives que buscan salvajemente el amor.
Las señales guía y las pistas están en su obra por si no queremos ya salir a la calle a arriesgarnos o a observarnos en el otro porque nuestra desnudez es apabullante. El trabajo requiere esfuerzo y valor. Los asesinatos y los corazones congelados por la frialdad que recorre las ciudades no son agradables a la vista. Hay que tener la valentía de vestirse de romanticismo y declararse abiertamente cursi para acceder a la solución del caso que hunde al hombre, desde hace muchísimos años, en el “fango inmóvil” o “en la rosa de la nada”.
No nos dejemos engañar, hay que afinar la mirada y la intuición porque la nada también se disfraza de belleza pero es igual de voraz que la arena movediza o la oficina de un escribiente. Preguntémosle a Bartleby si tenemos duda; a Clarice Lispector o al mismo Bolaño, quien nunca perdió la esperanza de encontrar otras puertas que lo condujeran a calles menos sangrientas -por cursi que a él mismo le pareciera- enarbolando, como siempre, el valor para confesarlo con todas sus letras e invitar al lector a seguir soñando, ¿por qué no?, que la Musa puede tocar su espalda con los dedos e impulsarlo a seguir caminando “cuando todo esté oscuro, cuando todo esté perdido”.

[1] Pág. 84, “Los perros románticos”, Roberto Bolaño, Ed. Acantilado, España 2006.
Angélica Santa Olaya D. R. ©
México, D. F. México, noviembre 2006.

jueves, 23 de agosto de 2007


SAPOS EN LA CALDERA

¿Y qué haremos ahora
acabadas las pantagruélicas mesas
con el buitre devorándonos
estas rosas blancas tan otoño?

¿Qué haremos inundados de silencio?
¿Qué, con nuestras dos caras? multiplicadas
ocultan muertos/hambre/chicos desorbitados/
compás furioso de mirada
cruzados los recorridos y la lengua
danzando en la basura
encaje en los calzones y mierda en los zapatos

¿Qué haremos con el ansia enferma
primitiva voraz
absolutamente irreparable?

María Neder D. R. ©

"Fisura de boca"
Argentina, Alción Editora, 2003.

Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©