“Alicia se coló por la boca de la madriguera, sin pensar ni un solo instante en cómo podría salir de allí”. Lewis Carroll

martes, 30 de octubre de 2007


En el marino jardín de las delicias,
donde el infierno conduce al cielo…
tartamudea mi calma
con el tacto del encuentro.

Suave aliento de tu beso
atolondra los sentidos.
Escurren las vocales de la boca;
abecé de salivas.
Por los besos he perdido
y he ganado todo por los besos:
De ellos vengo hacia ellos voy.

Metáfora del verso encabalgado,
rima perfecta entre las bocas.
Mordedura de palabras
donde pierdo la cabeza.
Húmedos oxímoros
y mareas de antítesis saladas.
Cada sílaba es un diente
y los labios acentos por marcar.

No te he dado un beso
y veo tu cabello
ya enredado entre mis ganas.
Son los dedos sobre el rostro
las miradas asombradas.

Te miro la boca
y me como en rebanadas
tu dulzura que se nota a leguas.
Todo es mío menos tu beso,
un sabor que no sabía a qué sabía.

Estos ojos te están tocando…
Mis ojos son mis labios
cuando buceo en ti
sobreviviendo a tus oleajes.
Un pez goloso es esa lengua.

Entre los labios escapa nuestra vida,
dulce y suave simiente de añoranza.
¿Qué más existe en un tiempo que
no es el de las horas?

Fernando Reyes D. R. ©

"El pez goloso de tu lengua"
México, Ediciones Libera, 2006.

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