Amanecí en la playa
a la orilla del mar
la muerte cantó nanas
junto a mi cuna de nácar;
con su mano huesuda
mecía mecía mecía…
en el circo
mecía mecía mecía…
en el circo
putas doradas
titiriteros dictadores
bailarinas percusionistas
la bailarina queda atrapada
en los ojos de un arlequín
que le canta tristes baladas de blues
y alivia con besos de colores
palabras pegajosas
caricias desastrosas
un araña teje mi mortaja
el arañazo de un saxofonista manco me lastimó el alma
el deseo se precipita y se corta la garganta
ira, enojo, furia
ponen mi carne vestida de rojo;
debo quedarme encerrada en el féretro
no hay llanto que lave mis heridas
soy sirena ahogada en la oscuridad
mientras dios
titiriteros dictadores
bailarinas percusionistas
la bailarina queda atrapada
en los ojos de un arlequín
que le canta tristes baladas de blues
y alivia con besos de colores
palabras pegajosas
caricias desastrosas
un araña teje mi mortaja
el arañazo de un saxofonista manco me lastimó el alma
el deseo se precipita y se corta la garganta
ira, enojo, furia
ponen mi carne vestida de rojo;
debo quedarme encerrada en el féretro
no hay llanto que lave mis heridas
soy sirena ahogada en la oscuridad
mientras dios
está afuera
descansando del séptimo día.
Adesh David D. R. ©
“Saxofonía”,
México, SIPSA, 2003.
descansando del séptimo día.
Adesh David D. R. ©
“Saxofonía”,
México, SIPSA, 2003.
Dibujo: Adesh David D. R. ©
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