POSTAL DE COYOACÁN
1 Cuando extendí mi mano dije
tenemos que irnos ya:
el tiempo nos venía comiendo
los pasos entre las rocas
y anduvimos hurgando toda la tarde
un desierto
pero en nuestros corazones
nunca dejó de llover.
2
Cuando extendí mi mano aquella tarde
encerré el recuerdo de tiza
y horrible gente que alguna vez amé
y hubiera preferido no ver nunca
con los ojos del ciego
porque tuve que encerrar la llaga
dentro de la boca hasta que pudiera defenderme
contra el odio que yo misma preparo.
3
Y ese dia en que terminamos tendidos
uno junto al otro
con los corazones tan secos
de tanta tormenta inútil
de tanta ventisca que sólo trae
nombres de brujas horribles:
Cada día que se va quedando entre los dos
nos va matando porque no nos mata.
4
Precipicio de hirvientes dagas
oleaje de trapecios solos
esta hija nuestra nos mira
y desde el abismo nos extiende la mano.
Estephani Granda Lamadrid D. R. ©
"Casa de Navajas"
Ed. Versodestierro, México, 2009.
Fotografía: Angélica Santa Olaya. D. R. ©
2 comentarios:
gracias por compartir un agrado leer la poesía de Estephani Granda, estos versos: un desierto
pero en nuestros corazones
nunca dejó de llover.
Me han tocado como la brisa del mar.
abrazo querida Angélica,
Leo Lobos
De hecho la primera estrofa es mi preferida. Estephani comienza a andar el camino de la poesía y lo inicia con el pie derecho.
Fue un placer presentar su libro.
Besos para tí Leo querido,
Angélica
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