“Alicia se coló por la boca de la madriguera, sin pensar ni un solo instante en cómo podría salir de allí”. Lewis Carroll

jueves, 15 de septiembre de 2011

DÉCIMA OCTAVA NECEDAD

No bestia, no te equivoques.  No veas lo que tu retorcida mirada quiere ver.  Recuerda que habitamos la caverna de las sombras.  No todo lo que brilla es oro ni todas las lágrimas darán de beber a los cerdos. Las setas lloran porque el bosque se llena de rifles y depredadoras manos.  Porque las flores sangran bajo la garra de un lobo disfrazado de oveja; de esos con lánguidos ojos y sonrisa babeante que en todos los bosques hay.  No bestia, debajo de estas lágrimas aún germina la sonrisa.  Tu poder de orador demagogo que confunde a los legos no conseguirá terminar con el sueño de los nenúfares que flotan silenciosos sobre el cálido vientre del agua.  Los sueños más hermosos no terminan.  Se lían a otros con cintas de colores que las bestias no pueden ver porque tienen la mirada en blanco y negro.  Porque en pesos, utilidades y centavos miden el tamaño de los afectos.  Porque gastan la saliva en prebendas y mentirosas propagandas. Porque ejercitan la mano atacando lo que desean. Porque condenan el sueño que late en el fondo de su viscoso estómago.  Porque el sueño les produce vértigo. Mi globo de helio trashuma posibilidades y cruza fronteras; acostumbrado está a luchar con dragones que sonríen estúpidamente sin conocer la miel que brota de los muslos de las doncellas. ¿Conoces tú esa miel?  ¿Conoces acaso la tibieza de las begonias que reposan esperando la mano del sol sobre su piel? Las bestias disfrutan torturando doncellas, masticando pétalos, degollando mariposas y encerrando nubes en jaulas de oro.  Las bestias babean mirando las lágrimas caer.  Pero en todo llanto hay una grieta inaccesible a los venenosos labios de las bestias. En todo bosque hay un claro donde las setas crecen grandes y esponjosas entre las húmedas entrañas de la tierra. Un sitio donde las purulentas palabras de las bestias ambiciosas no germinan. No bestia, no te equivoques, tú y tus palabras de aire caerán algún día por el peso inmenso del vacío. Escucha, la historia de estos rojos zapatos no termina aquí.

6 comentarios:

LABERINTO ALADO dijo...

Domingo Acosta Felipe: Algún día las NECEDADES será un poemario imprescindible, esta no hace sino reafirmarlo querida Alicia...
"Pero en todo llanto hay una grieta inaccesible a los venenosos labios de las bestias. En todo bosque hay un claro donde las setas crecen grandes y esponjosas entre las húmedas entrañas de la tierra. Un sitio donde las purulentas palabras de las bestias ambiciosas no germinan".
Gracias por la belleza... mi admiración y cariño, siempre...

Angélica Santa Olaya: Gracias querido, por leer y comentar nuevamente... mi corazón agradece... Que tengas una hermosa tarde... :)*

LABERINTO ALADO dijo...

Domingo Acosta Felipe: Buen día querida, me alegra... muchas gracias... También por tu palabra, es un placer leerte... :)*

Angélica Santa Olaya: ‎:)*

Sylvia Lopez: Angélica me quedo sin palabras, si me lo permites quiero tomar una parte de esto tan maravilloso que has escrito para ponerlo en mi muro. Gracias infinitas por darme el honor de leer lo que tan magistralmente escribes, te envío un abrazo con toda mi admiración !!

Angélica Santa Olaya: Por supuesto que sí Sylvia... es tuyo y de todo el que quiera leerlo... Gracias por leer y abrir tu corazón a mi palabra... Un abrazo fuerte que agradece tu amistad... :)

LABERINTO ALADO dijo...

Carla Cristina Cepeda: Me gustaría que la bestia,se quedara muda,ciega e inmovil....Excelente trabajo Angélica,gracias por darme este regalo que invita a reflexionar,actuar y seguir cuestionando,un abrazo maestra tejedora de brillantes palabras ♥

Angélica Santa Olaya: Gracias hermosa y dulce amiga, niña Carla, por leerme... No podemos detenernos... Y sí, ojalá la bestia se quedara muda, ciega e inmóvil... un abrazo maestra hilvanadora de hermosos colores que llegan, también, al corazón... Te admiro mucho... También... ♥

LABERINTO ALADO dijo...

Eva Leticia Martínez García: Como siempre, tu texto me mueve y me conmueve; me gusta mucho. Felicidades por escribir tan lindo; envidio tu don. Abrazos.

Angélica Santa Olaya: Un abrazo fuerte Eva... Tú también eres una buena escritora... Gracias por tu tiempo amiga...

Alina Toalavía: Que la bestia termine ahogado en su propia inmundicia... Amiguita, gracias por compartir este texto tan intenso, fuerte y esperanzador. Tiene que haber una luz al final del túnel, tiene que haber... Qué rico tener ese don para escribir así.... ;-) ¡¡Muakss!!

Angélica Santa Olaya: Gracias Alina... por leer... por comentar... tiene que haber esa luz... tenemos que creer en ella... y hacer lo propio... Muchos besos... muchos... ;***

LABERINTO ALADO dijo...

Norma Alejandra: Maravilloso texto Angie, como siempre. Gracias por compartirnos. =)

Angélica Santa Olaya: Gracias Norma... Gracias por tu precioso tiempo... Siempre Gracias... :)***

Alejandro Roman: Disfrutaba de la lectura de tu texto, disfrutaba de cómo está escrito, de cómo logras poner tus sentimientos en palabras. Y pensaba en eso que escribió Almafuerte; “gravita sobre mi testa la maldición del laurel…”. Esta en vos la “maldición del laurel”, pero sospecho, por no decir que estoy seguro, que preferís esa maldición antes que “la felicidad gallinácea” a que aludía Cortázar. Como siempre, un placer leerte y agradezco haber sido etiquetado. Abrazo grande desde el sur!!!

Angélica Santa Olaya: Alejandro, sí, justo hoy comentaba con un amigo esa necia imposibilidad de abandonarse al disfrute de la vida sin pensar... es como un virus... como una maldición... En fin... sólo queda seguir neceando... Un abrazo grande desde el norte... y Gracias por atender mi palabra y regalarme unos minutos... Sólo Gracias... :)

LABERINTO ALADO dijo...

Lourdes Rios: Angelica, gracias por estar con nosotros, por poner palabras como solo tu sabes hacerlo...

Angélica Santa Olaya: Gracias Lulú... Gracias a tí por leerme... por permitirlo... ♥

Alejandra María González Ortega: Una maravillosa e imperdible necedad, " Escucha. La historia de estos rojos zapatos no termina aquí", neciamente determinante, fuerte y arraigado, el espíritu por delante, voluntad de la mano, gigantes palabras, una a una hilando un sentir y una visión sombría, abrumadora y a la vez bellísimamente conciente, viviendo, caminando, luchando, me encantó Ange, un placer leerte amiga, te admiro.

Angélica Santa Olaya: Gracias Ale, amiga querida, tus comentarios siempre analíticos y atentos, desmenuzando el texto y sus posibilidades... Gracias por leerme... Sí, estos son tiempos sombríos y hay que mantenerse en pie como se pueda... tratando de hablar... de no callar... de alimentar la memoria histórico-poética de nuestros lugares... Gracias amiga... yo también te admiro... besos... ♥