Anda, no esperes más; toma esta florcita, no se mustie y se deshoje. Quizás no tengas sitio para ella en tu guirnalda; pero hónrala, lastimándola con tu mano, y arráncala, no sea que se acabe el día sin que yo me de cuenta; y se pase el tiempo de la ofrenda. Aunque su color sea tan pobre, y tan poco su olor, ¡anda, ten esta flor para tí, arráncala ahora que es tiempo!
(Favor de no confundir con la Rabina Gran Tagora leída y admirada por nuestra culta ex-primera dama)
Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©
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