Alicia tomó entre sus dedos la pequeña figurilla de madera que tanto la había molestado al otro lado del espejo.
- … la convertiré en un gatito de Chester. ¡Eso haré!
Dijo y sacudió la figura hasta borrarle la sonrisa. Luego, aplicando toda la fuerza de que sus pequeñas manos eran capaces, separó la cabeza del resto del cuerpo y se relamió de gusto.
Con gran delicadeza tomó la taza de té y mordisqueó un trozo de pan al que había untado con mantequilla porque, como ya había dicho alguna vez, no le interesaba la mermelada.
Angélica Santa Olaya D. R. ©
México, D. F. julio 2008.
México, D. F. julio 2008.
2 comentarios:
Es maravilloso, querida Alicia...
Tirimasil
Muchas gracias querido Tirimasil... me alegra que te guste...
Alicia...
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