“Alicia se coló por la boca de la madriguera, sin pensar ni un solo instante en cómo podría salir de allí”. Lewis Carroll

miércoles, 16 de enero de 2008

BOLAÑO ENTERO Y A PEDAZOS EN CARAJO
Un homenaje a ese gran escritor que es Roberto Bolaño es el que el periódico literario chileno Carajo, ha realizado en su último número dedicándolo a él.
2666 al paredón, de Raúl Zurita; Viaje por los viajes de Bolaño, de Horacio Eloy; Una isla que se hunde, de Enrique Vilas Matas y El detective cursi, de esta necia indagadora de madrigueras, Angélica Santa Olaya; son algunos de los ensayos que aparecen en esta publicación la cual, según me informan, ya se encuentra a la venta en los quioscos de todo Chile.
Gracias al poeta y pintor Leo Lobos y al editor de Carajo, Sergio Ojeda, por convidarme a esta publicación y dejarme desahogar mi admiración por el chileno que llegó a México un día y colocó sus palabras errantes en una motocicleta para atreverse a la aventura de este país. No conozco Chile, pero es bueno saber que mis letras recorren ya la tierra del maestro Pablo Neruda quien detonó mi interés por la poesía cuando era apenas una niña de 12 años y leí, por vez primera, en el libro Segundo curso de Español, de Moisés Jiménez Alarcón y José Vizcaíno Perez (libro que románticamente conservo) los versos que se me metieron en el tuétano: Puedo escribir los versos más tristes esta noche. / Escribir, por ejemplo: "la noche está estrellada y tiritan, azules, los astros a lo lejos..." Mi corazón se encogió y, desde entonces, se dedica a buscar las palabras que muevan el corazón de otros. No sé si lo logro o no, pero seguiré insistiendo hasta que mi mano deje de moverse por propia voluntad porque, a mí, ya no me obedece.
Algún día podré estar en la Isla Negra y sentir en mi rostro el aliento de ese mar que respiró Neruda. Y tocaré la oscura piel de las calles en las que Bolaño comenzó su viaje de tristezas. Conoceré el olor de la tierra donde Huidobro inició la mítica caída. Y comeré humitas de choclo y beberé vino y me saciaré la vista con la cordillera de los Andes. Un día.
Mi ensayo, El detective cursi, aparece en este mismo blog por si quieren leerlo. Busquen en las entradas anteriores (sábado 25 de agosto de 2007).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Desconozco qué es Una isla que se hunde. Y no conozco la revista Carajo. ¿Podrías darme alguna pista acerca de mi texto? Gracias de antemano.

Enrique Vila-Matas

LABERINTO ALADO dijo...

Qué tal maestro,

Una disculpa, el nombre del autor de "Una isla que se hunde" es Enrique Vilas Matas. La diferencia es de una "s" por lo cual yo me confundí y coloqué el nombre ya conocido por mí.
Ya está corregido en la entrada del blog.
La referencia directa de la publicación está en la siguiente
dirección por si gusta checarla:
http://airepalabras.blogspot.com/

Nuevamente una disculpa.

Angélica Santa Olaya

LABERINTO ALADO dijo...

Y sí, lo dicho... a veces el tamaño de una isla apabulla al náufrago, sobre todo cuando no es el más avezado. Sin embargo, la pista pueda hallarse, tal vez, en un mapa que conduce a los entusiastas territorios de la exageración.