Cuando la muerte nos roza con su frio aliento hay que sentarse a esperarla con una lata llena de recuerdos entre las manos para convencernos de que su presencia es tan sólo el aliento de la memoria sobre las cabezas de los hombres. El soplo que nos despierta de este letargo involuntario que es la vida.
Giremos en el trompo de la muerte con este poema de Jaime Sabines, Mi corazón me recuerda, y la interpretación de Lila Downs.
No entiendo qué tienen que ver las primeras imágenes de este video con la canción (ni siquiera hay coincidencia en el ritmo); pero quedémonos con el dibujante y la arena que si tienen que ver con esa metamorfosis a la que el tiempo nos somete a cada instante acercándonos a la boca de la hidra que se muerde la cola en un círculo infinito.
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