"Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta, pedir los abrigos y marcharnos, aquí se quedarán las cosas que trajimos al siglo y en las que cada uno pusimos nuestra identidad; se quedarán los demás, que cada vez son otros y entre los cuales habrá de construirse lo que sigue, también el hueco de nuestra imaginación se queda para que entre todos se encarguen de llenarlo, y nos vamos a nada limpiamente como las plantas, como los pájaros, como todo lo que está vivo un tiempo y luego, sin rencor, deja de estarlo.
¿Se imaginan el esplendor del cielo de los tigres, allí donde gacelas saltan con las grupas carnosas esperando la zarpa que cae una vez y otra y otra, eternamente? Así es el cielo al que aspiro. Un cielo con mis fauces y mis garras...
¿Se imaginan el esplendor del cielo de los tigres, allí donde gacelas saltan con las grupas carnosas esperando la zarpa que cae una vez y otra y otra, eternamente? Así es el cielo al que aspiro. Un cielo con mis fauces y mis garras...
Lo que queda no hubo manera de enmendarlo por más matemáticas que le fuimos echando sin reposo, ya estaba medio mal desde el principio de las eras y nadie ha tenido la holgura necesaria para sentarse a deshacer el apasionante intríngulis de la creación, de modo que se queda como estaba, con sus millones, billones, trillones de galaxias incomprensibles a la mano, esperando a que alguien tenga tiempo para ver los planos y completo el panorama lo descifre y se pueda resolver. Nos vamos. Hago una caravana a las personas que estoy echando ya tanto de menos, y digo adiós."
Alejandro Aura
Texto publicado en su blog el día de su muerte por Milagros, su esposa.
“Cuando yo me vaya, déjenme ir, tengo muchas cosas que hacer y ver. No se aten a mí con sus lágrimas. Por los hermosos años que pasamos juntos, demos las gracias. Yo les di mi amor, ustedes pensarán en la alegría que me manifestaron. Le doy las gracias a cada uno de ustedes por el amor que me brindaron. Pero ahora tengo que viajar solo. Si quieren, pueden expresar su dolor, lloren un momento, dejen que la fe en Dios conforte su pena. Sólo nos separaremos por un tiempo, por lo que debemos mantener el recuerdo en nuestros corazones. La vida sigue adelante, no estaré lejos. Si me necesitan, piensen en mí y estaré con ustedes aunque no me miren ni me puedan tocar, yo estaré cerca. Sentirán el calor de mi amor en sus corazones. Y cuando ustedes tengan que viajar por este camino, yo los recibiré con una sonrisa y les daré la bienvenida”
Victor Hugo Rascón Banda
Mensaje de despedida leído durante el homenaje luctuoso en el teatro Wilberto Cantón por su hermano.
Fotografía: Angélica Santa Olaya D. R. ©
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