-¡Ja! -y ascendió cuarenta metros con ese solo impulso, y nos anonadó.
-Oh -dijimos todos.
-Vean que se puede, hermanos -gritó Epifito desde arriba, y todos estuvimos de acuerdo. Pero luego dijo: -¡Sin duda, ustedes me dirán que no pueden con diez años de no comer carne, de no mirar mujer...!
El castigo (de la soberbia) tomó forma de rayo. Tronó el cuerpo en lo alto, cayeron cenizas y jirones negros, y nosotros no pudimos ni contestarle que estaba en lo cierto.
Alberto Chimal D. R. ©
"Grey"
México, Ediciones Era/CONACULTA, 2006.
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